El mundo vegetal, durante el proceso de crecimiento, cubre cuidadosamente cada una de sus creaciones con diversas capas de protección, desde las muy finas y sensibles hasta las más gruesas y resistentes. Los humanos, por otro lado, empacamos nuestros productos usando maquinaria packaging.
El packaging tiene como objetivo el resguardo, distribución segura y exhibición atractiva de la mercancía, entre otros. Y dado que la manufactura trabaja para suplir ingentes demandas, se requiere que el empacado se realice a alta velocidad.
Esta necesidad ha permitido desarrollar una industria, la de la maquinaria que embala la mercancía al final de la línea de producción para las distintas etapas posteriores de transporte, movilización, almacenaje y venta al usuario, protegiéndolo hasta el momento de usarlo. Cada etapa contempla ciertas consideraciones de cumplimiento obligatorio.
Modelos de packaging
Primero se emplean máquinas que rellenan envases diferentes según el producto: latas o botellas si el contenido es líquido; cajas de diversos tamaños y materiales cuando es sólido; y bombonas al tratarse de gases; sin pretender ser exhaustivos. Después es necesario que esos empaques primarios se puedan agrupar en pequeñas porciones que sean fácilmente transportables.
Los lotes de empaque secundario, se almacenan casi siempre por docenas o algunos de sus múltiplos y se llevan a los lugares donde el público los adquiere en forma detallada o al mayor. Su cuidado es individual, y depende del tipo de contenido. Asimismo, debe ser capaz de mostrar al cliente una imagen atrayente.
El empaque terciario exige máquinas que adecuadamente embalen para el transporte al mayor, utilizando protecciones plásticas, metálicas o de madera. Las mismas acomodan grandes cantidades de productos, de manera que no se desorganicen a lo largo de las vías terrestres, marítimas o aéreas, que tienen que recorrer. Esta presentación, por lo general, no está al alcance del público.
La industria del packaging ha tenido que crecer a pasos agigantados para cubrir todos los requerimientos del mercado, a fin de que el cliente final reciba su compra en buenas condiciones, tal y como sale de fábrica. Es un reto asumido exitosamente, permitiendo en buena parte el disfrute del modo de vida que hoy tenemos.